Cuando después de haber tenido a mi ansiada Bebé Arcoiris empecé a pensar seriamente en buscar un segundo bebé, me sentí muy ilusionada. Pero también me asaltó el miedo.

Era un miedo que nunca antes había sentido. Más que miedo a volver a perder un bebé, era miedo a que si tenía un nuevo aborto, otra vez no iba a parar hasta conseguirlo. Me aterraba la idea de volver a pasar por todos esos meses en los que solo vivía para entender qué había pasado en mi abortos y ponerle remedio.

Lo más lógico hubiera sido pensar que, si ya lo había conseguido una vez y tenía una preciosa hija, no tendría por qué haber problema. Se repite la receta y listo! Pero me conozco, y sabía que si no funcionaba no me iba a detener… pero esta vez tenía una hija, y me daba miedo dejar de atenderla, de disfrutar plenamente del milagro de su existencia por obsesionarme de nuevo con causas, pruebas y tratamientos para conseguir tener otro bebé.

Visto en retrospectiva y ya con mis dos hijas, parece todo tan absurdo! Pero las emociones nunca son absurdas. Son ni más ni menos que eso, emociones. Y surgen por algo, todas y cada una de ellas tienen su función. 

Y es que pasé tanto tiempo inmersa en mi investigación y peregrinaje médico, que ahora que por fin lo había conseguido quería olvidarme de todo aquello y dedicarme a ser feliz. Pero también quería otro hijo, era algo más fuerte que cualquier otra emoción.

Algunas personas a las que medio les asomaba esta preocupación me decían: pero si ya tienes una niña, ya está! Confórmate. Otras no tienen nada.

¡Y yo lo sabía! Claro que lo sabía, yo había estado allí, del lado de las que no tienen nada. Y también había pensado de alguna que, si ya tenía un hijo, fuera feliz y punto! Para qué complicarse, para qué seguir? Y hasta egoístas llegaban a parecerme. Yo luchando por tener aunque fuera uno y ellas «dramatizando» porque quieren tener el segundo…

Pero ahora yo estaba del otro lado. Y ahora lo entendía todo.

No es un capricho. Es una fuerza vital que nace, literalmente, de tus entrañas. Y además de eso, tiene mucho que ver con tu proyecto de vida, con lo que siempre has imaginado para ti, con lo que has visualizado y proyectado como componente de tu felicidad. Y a eso no es fácil renunciar, por más miedo que tengas u obstáculos a los que te enfrentes, porque tu proyecto de vida es parte muy importante de lo que te define, de tu identidad más esencial.

Además…¿el que me conformara para «no tentar a la suerte» haría que las que aún no eran madres pudieran tener a sus bebés? No, pero algunas personas me trataron como una malagradecida. Como si no quisiera lo suficiente a la hija que ya tenía.

Así que mentalmente pedí disculpas a todas aquellas mujeres a las que había juzgado, y desde aquí pido que no juzguéis a las que ya han conseguido ser madres después de luchar mucho y ahora quieren otro bebé a pesar de que el camino pueda ser de nuevo duro. No están locas, no son inconscientes. Son MADRES. Así, en mayúsculas.

¿Y tú, en que lado estás ahora mismo y cómo lo estás viviendo?

 

 

4 respuestas

  1. Hola Irene, jamás podrás imaginarte cuánto te estaremos agradecidos de por siempre!
    Precisamente ahora me encuentro donde tú estuviste, y no con muchas esperanzas…Porque es cierto que tengo muchos sentimientos encontrados que tú ya muy bien nos han compartido. No pierdo la fe y continuo adelante a pesar del tiempo.
    Gracias por tu sinceridad

    1. Hola María, muchísimas gracias por tus palabras! Es muy duro estar en ese punto, pero recuerda que la esperanza es la luz al final del túnel guiando tu camino! La clave está en seguir luchando, y en saber cómo hacerlo para no destrozarnos emocionalmente en el proceso. Cualquier cosa que necesites, ya sabes dónde estoy. Un abrazo muy fuerte!

  2. Buenos días, me emociono sólo leyendo tu post. Conozco a varias amigas de corazón que deseaban tener un segundo después de muchos intentos y muchos abortos, verlas sufrir, llorar, ese anhelo que tenían….en mi caso jamás fueron juzgadas sólo que yo sentía una parte ínfima de su dolor, hace cinco meses que he sido madre y ahora entiendo doblemente ese dolor.

    1. Hola María, me alegra ver tu gran empatía hacia las mujeres que pasamos por estos reveses tan duros. No es lo usual, te lo aseguro! Muchas veces pasa que cuando somos madres entendemos todo más mejor, la vida nos da un vuelco y ahora somos capaces de sentir más profundamente aquello que antes quizás sólo llegábamos a imaginar. Muchas gracias por seguirme, un fuerte abrazo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acepto la política de privacidad, así como la inclusión de datos en un fichero de titularidad de Irene Acosta Perez con la finalidad de atender mi solicitud. * *

Los datos de carácter personal que me facilitas mediante este formulario quedarán registrados en un fichero de Irene Acosta, con la finalidad de gestionar los comentarios que realizas en este blog. Al marcar la casilla de aceptación, estás dando tu consentimiento expreso para que tus datos sean tratados conforme a las finalidades de este formulario, descritas en la política de privacidad. Puedes ejercitar los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición en info@ireneacosta.com